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¡Sí, el criador no para! Los corderos han nacido a principios de noviembre (parto asistido, limpieza, desinfección…). A través del lamido se ha establecido entre ellos y su madre un fuerte vínculo. Se beneficiarán de la buena leche hasta que alcancen de 10 a 12 kg.
Podrán ser disfrutados por los gastrónomos en las fiestas de fin de año…
Las corderas, que asegurarán la reproducción del próximo año, deben comenzar ya a diversificar su dieta y aprender la autonomía: por lo tanto son separadas de sus madres durante medio día. ¿Su dieta? Hierba, alfalfa, maíz, pulpa de remolacha. Solo cosas buenas…
Las corderas, corderos y las madres se quedan en el interior, son cuidados, mimados, alimentados con el forraje cosechado aquí mismo este verano. Así, las madres conservan su capacidad de lactancia.
Las ovejas sin descendencia se consideran afortunadas: son las únicas que pueden disfrutar, por unas horas al día, de los grandes espacios y recorrer las praderas antes de que estas sean cubiertas por la nieve.
Misma situación la de las vacas sin terneros: ¡todavía tienen el cielo por tejado y no se quejan!
Por último, las yeguas comienzan a bajar: se encuentran ahora en los prados situados a 800 m. de altitud, tras haber estado entre los 2000 m. y 1200 m. desde el 1 de mayo.
Así va la vida… Como cada año, todo el mundo piensa en llenar la despensa de provisiones, con los cerdos criados en libertad para el consumo doméstico. La matanza y la preparación del cerdo, son la ocasión de perpetuar los valores de ayuda recíproca en la familia o el vecindario, de juntarse en torno a una tarea común. Vivimos así.